La experiencia arranca con una breve introducción lúdica y una guía creativa que invita a soltar el control y activar la imaginación. Cada participante elige un objeto para intervenir: puede ser una maceta, un vinilo, una totebag u otro soporte que se defina previamente. Acompañados por facilitadores, el equipo pinta, juega con colores y se permite salir de la rutina sin juicio ni exigencias. La música acompaña el clima relajado y distendido. Es una propuesta ideal para reconectar con lo humano, fomentar la creatividad y generar un momento compartido desde el disfrute. No se necesita experiencia previa.