Los equipos comienzan creando un universo visual con inteligencia artificial, a partir de un concepto disparador (como zanahoria, ansiedad o bosque encantado). Luego, deben imaginar cómo serían las tortas de cumpleaños en ese mundo, y diseñarlas con IA. El giro llega cuando se enteran que tienen que recrearlas decorando un bizcochuelo real. Aparecen los chefs, se entregan materiales y arranca el desafío. Tienen un tiempo límite para ejecutar, improvisar y presentar. Se vota en base a fidelidad visual, creatividad y trabajo en equipo. Las tortas se exhiben, se comparten y se comen. Es una experiencia colaborativa, divertida, caótica y sorprendentemente estética.